Este trabajo documenta la ruta de las mil Kashbas en Marruecos, la zona sudoriental que se extiende desde Marrakech, hasta las dunas del desierto
de Ergg Chebi que comienzan en el pueblo de Merzouga.
Esta ruta recorre los pueblos que salpican el sureste de Marruecos, Telouèt, Ait Ben Haddou, Ouarzazate, Tinerhir, amnougalt, y Merzouga.
Todos ellos construídos de adobe, una mezcla de arena, paja y agua, lo que les confiere el mismo color que el entorno semidesértico que les rodea,
y con el que se mimetizan. En todos ellos una kashba, Telouèt, Ait Ben Haddou, Taourirt, Amridil, Tamnougalt. Esporádicamente se pued encontrar
algún oasis, como el oasis de Fint, alrededor del cual prospera algún pueblo, aprovechando el agua que el terreno les ofrece para sembrarlo
de huertas y árboles frutales autóctonos de la zona.
Las kashbas son espacios fortificadas de altos muros, de procedencia bereber, donde la población se protegía no sólo de los ataques de intrusos,
sino también de las tormentas de arena e incluso del intenso frío.
Los muros pueden medir más de 10 metros de altura y dos metros de anchos, lo que ha permitido que algunos todavía se conserven en buen estado.
Dichos muros están bellamente decorados con relieves de inspiración Marroquí y tienen pequeñas ventanas.
En su interior, discurren las calles donde sus humildes y sencillos habitantes pasean, trabajan y viven.
Cuenta también con numerosas callejuelas y pasadizos, que pueden ser bastante laberínticos, de manera que recorriéndolos te sientes transportado
a otro mundo, uno solitario, misterioso, dorado y antiguo…uno que jamás hubieras soñado que pudiera existir, uno que te atrapa y te hace pensar
en otra vida, una como las que este onírico lugar ha albergado desde hace tantos siglos.